martes, 1 de octubre de 2013

Día 1


 Lunes 30 de Septiembre 2013

Hoy, como casi todos los días, he dormido a duras penas hasta las ocho de la mañana. Sí, hoy, no he ido al instituto como tampoco fui la semana pasada, y ello es debido, a que estoy experimentando un estado de ansiedad que me indispone. Y aunque estuve reposando durante toda la semana anterior para el Lunes poder reincorporarme a las clases, el suceso, protagonizado por mi “padre”, que se produjo el Domingo me llevó al borde de un ataque de nervios. Y es que, al acudir a la casa de mi progenitor a recoger ciertas pertenencias, que aún residían en semejante casucha, Raúl, advirtió que todos los juegos de la Play Station 2 que por tantos años había custodiado, mágicamente se habían evaporado. Como lo oyen, nuestro padre, persona que nos ha dado la vida, sin previo aviso ni permiso había osado tomar la colección de videojuegos que hasta entonces pertenecía a mi hermano para, como no, venderla con el único propósito de quemar su hígado con aquel veneno denominado “cerveza” que poco a poco se va cobrando neurona por neurona.

Nuestro padre, NUESTRO PROPIO PADRE nos había robado, ocultado la verdad y posteriormente huido con el rabo entre las piernas cuando los “problemas” que tenía por hijos acudían a su puerta.                                                                                                                                      Así pues, con el disgusto y el desazón tras el robo producido, mi madre y un amigo de Raúl, acudieron a nosotros para tomar cuanto antes todos los objetos personales que aún residiesen en esa casa.
Caja, por caja, fueron trasladadas en coche hasta nuestra nueva “vivienda” teniendo así, que cargar con paquetes repletos de objetos pesados, así como un ordenador y un microondas, cuatro pisos arriba y sin ascensor, y todo por miedo a que el desgraciado que tengo por padre se dedique a vender nuestras pertenencias para llenar su estómago de la mierda que se bebe.
En una de las idas y venidas, mi cuerpo se resintió y perdí el conocimiento de modo que, caí por las escaleras aunque por ventura, al estar agarrada a la barandilla no me hice ningún daño relevante. La noche terminó sin más percances.

Así, llegamos al día de hoy, en el que nuevamente he acudido junto a Amanda al médico a causa de mi inestable salud. Me han dado cita para realizar una analítica, estoy preocupada, realmente no sé que me sucede, de hecho de lo único que tengo certeza es de que me siento muy débil y anémica.
Tras la visita al centro médico, nos hemos dado una vuelta por casa del desgraciado y como siempre, estaba durmiendo en el sofá con sus mugrientos pies negros y pestilente olor corporal.                    Cuando el sinvergüenza ha advertido nuestra presencia no ha sabido ni que decir al respecto así que ha hecho lo único que un hombre como él puede hacer, irse al bar. Y supongo que no le quedaba otra, mas después de la escena  que le montamos entre mi madre y yo el día de ayer, poco podía decir, pero ello no le exime de ser un malnacido.

Tomamos algunas de nuestras fotografías y recuerdos y de nuevo volvimos a la casa se mi-tutelada. Hoy, por suerte, no hemos recibido ninguna visita por parte de los asistentes a nuestro cargo, pues su sola presencia no nos resulta, en absoluto, grata ya que nos tratan como si de         mindundis nos tratásemos cuando nuestro único problema no es más que el vil metal, no tenemos  ni  hemos tenido  ningún problema con la justicia, sin embargo no hacen distinción alguna. Pero ese es otro tema que ya trataré con más precisión.
Mientras que mi hermano aún permanece en la universidad, nosotras nos hemos dedicado a ver fotos de la niñez y a rememorar acerca de los buenos tiempos, buenos tiempos en el que el dinero no era el mayor de nuestros problemas, ¿Y si pudiera volver atrás en el tiempo...?

Sin nada más que contar me retiraré, buenas noches y mis más sinceros deseos para todos aquellos que estáis en mi misma situación, y a los que no, les deseo la mejor de las suertes.



Estela.

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